El tiempo pasa y se posa

CASI LLEGAMOS A LA DÉCADA con este proyecto desde que se instaló en nuestra cabeza de manera obsesiva hasta hoy. Tres hijos, cabras de tres o cuatro generaciones, lugares recónditos que no han sido pisados por nadie en generaciones, y lugares aún por explorar. Mucho trabajo por hacer y mucho por aprender, y a pesar del cansancio, de la hartura total con las piedras que te encuentras en este pasar del tiempo, aún sigo considerando que merece la pena.

Merece la pena la austeridad constante en la que nos vemos sometidos, la presión social porque dejemos la actividad, la falta de apoyo real al pastoreo y a los autonomos, la palabreria política que donde ponen el ojo ponen la ruina, el esfuerzo sobrehumano a veces por mantener lo que no es rentable, la paciencia por hacernos entender en un mundo ajeno al pastoreo, que confunde los pueblos con un resort o un barrio residencial.

Merece la pena luchar por no seguir sumando a esa corriente abrumadora de irracionalidad urbana, desarraigada, llena de ira sobretodo contra sí misma, incapaz de distinguir el ser del tener, que vive en un ansía de tener experiencias que compensen sus vacias vidas. Esta es una vida llena.

Tan llena tan llena que llega a rebosar. No das a basto con tanta inmensidad.

Tanta inmensidad abandonada.

Abandonada por no ser apta para los intereses de los tiempos modernos, por no valorar la cultura que lo mantenía, por creerse los discursos de aquellos con corbata que al final pusieron las tierras a nombre y gestión de su Señor. Los mismos que desde sus cátedras señalaron como palurdos a personas con gran sabiduría sobre el entorno en el que vivían. Aquellos, que aún hoy en el nombre del bien comun, nos siguen impidiendo el natural desarrollo de nuestros oficios tradicionales, castigando con más leyes absurdas y destructoras del mundo rural. Aquellos que no entienden que el ecosistema no se conserva sin un mundo rural activo y libre que se autorregule.

O que quizás lo entienden y es lo que necesitan. Fomentado los inmensos incendios, la excesiva matorralización, la bajada de los precios de productos agrarios de alta calidad. Aquellos que venden la necesidad rellenar de animales salvajes los montes más allá de si es bueno o no para los mismos, al tiempo que aplauden las grandes industrias del cerdo, el turismo de masas como base economica de este país, y el futuro extractivismo. Aquellos que están arrasando con todo por la búsqueda de su propio medro, poder y dinero, y se presentan como salvadores con sus políticas de ultradependencia y neoesclavitud.

Aquellos que pueden ser de izquierdas o derechas, pero al final defienden lo mismo. Y no son las personas, no es el entorno, no es la libertad, no es la justicia, no es la cultura, y sobretodo no eres tu.

un saludo

Hasta que el cuerpo aguante.

Publicado por bajoelroble2020

En el 2016 empece a crearme y en 2017 empecé a dar mis primeros pasos. Pero estuve en la cabeza de mis propulsores desde el 2006. Soy un proyecto queva lento pero que poco a poco va afianzandose, con todas las derivas socioeconomicas actuales, buscando la resistencia.

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